Así pues, la lírica thrasher...

La II Guerra Mundial siempre ocupó un sitio fundamental en el thrash. Tanques, bombardeos, minas, tiroteos, comandos, el Holocausto judío, las duchas de gas, los experimentos científicos con semitas... La Guerra Mundial junto a otras guerras (Vietnam, entre ellos) y todo lo relacionado con lo bélico es muy importante.
Por supuesto, los seguidores del primer thrash fueron unos aficionados a las películas de terror de los años ochenta, en las cuales aparecían zombis... muchos zombis. La fascinación por la vida encarnada en cuerpos muertos se ha convertido en un legado para cualquier seguidor del thrash.

Por último, lo nuclear. Podemos observar que fue a partir del 1986 surgen las letras nucleares. ¿Y qué pasó en 1986? En un pequeño pueblo ucraniano, un reactor nuclear en deficiencia reventó, causando un desastre medio ambiental, material y humano considerable. Todo el mundo sabe de qué habla uno cuando hace referencia a Chernobyl. Las secuelas de este accidente repercutieron sobre toda Europa (menos España e Itala). La publicidad mediática que se le otorgó al suceso fascinó a los jóvenes metaleros americanos, los cuales echaron a volar su imaginación en holocaustos nucleares, caos atómicos y relacionándolo con purgatorios tóxicos.
Y un párrafo también se merece la destinada a la violencia. Los suburbios norteamericanos ofrecían muchas escenas violentas. Así también el orgullo thrash ha sido de inspiración para muchos músicos. Matar a los posers, torturar a los traidores del metal... Es una temática que da mucho de qué hablar. Asimismo, el alcohol da también mucho de qué hablar. El mejor ejemplo de ésto son los cerveceros Trankard.
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